Friday, April 15, 2005

Un amor real

No asustarse, que no tiene nada que ver ni con Chaaaaaaaaaaaaaaaalllllllllllllllls y Cami, ni con Leti La Invisible. Es...mucho más duro, si se pudiera o pudiese.
Estoy a punto de engancharme a la telenovela "Un amor real". Sí. Admito y confieso. como alcalde mía que soy, esta explicación la voy a dar:
Yo ya había comprobado los efectos sedantes de las telenovelas. Sobre todo las hispanoamericanas. Quicir que a esas horas, después de la ingesta, cuando el/la español/ola que se precie de orgullo de raza se arrebuja en el sofá dispuesto a dejarse caer en los abismos del subsconsciente, o sea, a la cabezadita, nada como un culebrón con un "miamol" cada minuto y medio para asegurar el rastro de baba en el cojín.
Aunque al principio me consta que fui muy criticada a mis espaldas, con el tiempo, todas o casi todas las que tenemos la oportunidad de poder vaguear un rato, nos hemos dado al culebrón. Con un par de ovarios. Con orgullo y dignidad. Recuerdo grandes siestas en los sofás de La Adrada con las chicas del Instituto, en Ávila con Helena e Isabel...Lo que apenas recuerdo son los títulos, algún personaje sí (Lapaloma, bettylafea), los argumentos vienen a ser variaciones sobre el mismo tema...Es lo que tiene la neurona en stand by
El problema surge cuando la serie está bien hecha (massomenoss). Es lo que me está pasando con "Un amor real", mejicana, de miriñaque y tirabuzón. Otro día redundaré en detalles, porque da de sí. Pero es que no me deja dormir. Ayer me fijé, especialmente, en el lenguaje. Prodigiosa, sin duda. Prodigiosa. Lo mismo los personajes del pueblo, los de clase alta, los petrimetres...Qué maravilla de adaptación al habla de la época.
Y una vez dicha esta gran verdad, me dejo de pedanterías y confieso que me va a joer perderme el capítulo de hoy porque Ella va a huir con Él el mismo día de su boda dejando al Bueno que es su marido y que encima se ha coscado.
Pa mí que va a haber una balasera, pero me va a pillar de camino a Toledo y no se puede conducir con el móvil en la oreja.
Por otro lado...¿a quién llamo para que me cuente?

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