Thursday, June 16, 2005

Buenafuente y las zapatillas La Tórtola

¿A que es muy fuerte el carnet?. Anoche, el amigo Andreu, en pleno desbarre de sus facultades monologuistas contó algo que me hizo retrotraerme, cual madalena de Proust, a mi adolescencia más entrañable y useriana. Usera (Useras, en castizo) es el barrio ande crecí. Lo digo para esos lectores de provincias no iniciados en la municipalidad madrileña. Se hacía cruces el Ándres con el atletismo actual, esos trajes anatómico-forenses que me los ponen, esas deportivas alicatadas hasta el techo con más alas que las compresas del DIA...en fin, que le restaba mérito al jamaicano y se acordaba él de la práctica de los metros lisos con la camiseta abanderado, el rocky de naylon y las zapatillas de oferta. Me eché unas risas, porque me acordé de aquellas excursiones de la parroquia , aquellos santos varones, curillas rojeras del Concilio Vaticano II, que metían en autocares a la macarrez adolescente que entonces éramos y ala..¡a La Pedriza! a tomar el aire. La verdad es que debíamos ser un espectáculo: entre montañeros equipados convenientemente, entre boyscouts vestiditos de paramilitares, nuestro autocar nos vomitaba: el fondo de armario useriano consistía, sobre todo, en un buen par de zapatillas "La Tórtola" compradas en el Saldos Arias. Con ellas triscábamos por las rocas, nos tirábamos por la nieve con el plástico y adelántabamos a los pijos del San Viator, que no se lo pasaban tan bien porque no llevaban en la mochila un loro en condiciones con canciones de Los Chichos. Visto con los ojos de ahorita mismo, los pobres curillas se hubieran enfrentado a unas cuantas denuncias por imprudencia temeraria, pero entonces los accidentes eran sólo éso: accidentes. En una excursión de aquellas murió el Vidrios, hace ya mucho más de veinte años.

Siempre he pensado escribir sobre aquellos tiempos heróicos, pero, como ya es habitual, la vagancia me puede.

Eso sí, el Niño de los Pelos, el top macarra del barrio in illo tempore, más guapo que el buenafuente de entonces sí que era.

Alapues

3 comments:

Anonymous said...

Confesaré, tapándome los ojos con los deos pa no ser reconocía, que el otro día paseeme por mi barrio, calle Alcalá incluida, con unos rockies de naylon color azulón que nos tienen lo menos 15 años (es lo que tiene pesar lo mismo que en la adolescencia), unas zapatillas de piscina compradas en el Carreful y una camiseta de "restaurante dino's" de ésas de propaganda cutre, cutre, cutreee.

Y lo peor es que no me detuvieron. Y a mi sufrido acompañante (pulcro cual él es) no pareció importarle mi rompedor aspecto.

Pos eso: más sepsi que la Cherezade, sólo yo.

Anonymous said...

Querida ave, una, que es la de más avanzada edad de la primitud, déjame que te cuente que hacía deporte en bombachos. Por supuesto, a ninguna monja de la época, por rojeras que fuera, se le hubiera ocurrido sacarnos del colegio de esa guisa. Más que nada, por la rebelión que se podia haber organizado en las aulas. Que las niñas de entonces estabamos acostumbradas a obedecer, pero no hasta ese punto. Por lo menos las de colegio de monjas, como era mi caso.

fridwulfa said...

Yo es que como fui niña de colegio pijo de Aravaca... pues esas cosas como que no las viví. A mi me llevaban a visitar Aranjuez y sus palacios, Rascafría y sus palacios, los toros de Guisando, Toledo, Ávila... Siempre en autobús de lujo y en cerrada formación.