Monday, November 05, 2007

EXPEDIENTE RIVAS-RAMOS



Después del vapuleo de mi debut, éste es el avatar con el que escribo en el foro. A pesar de mi descalificación he recibido muy buenas críticas, que conste en acta.

El tema de esta semana es "Una mentira". Ahí dejo el relato, basado, mas o menos, en hechos reales:

EXPEDIENTE
Yo no sé por qué estoy aquí. Todo lo que tenía que declarar sobre este tema ya se lo he contado a la Madre Directora y a la Psicóloga pero, mire, llegados a este punto me da igual, porque yo soy muy sincera y siempre voy de frente. Y si tengo que decirle algo a alguien en su cara voy y se lo digo, que yo las mentiras no las soporto.
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Sí: conozco a las dos. A Marina Rivas menos, porque ha venido nueva este año y no es de mi clase. La señorita Ramos ha sido mi profesora de Lengua desde Primero.
Marina Rivas no me cae ni bien ni mal: sólo coincidíamos en Taller de Teatro, con la señorita Ramos. La tal Marina es un poco rara, apenas se relaciona con nadie. Cuando llegó, Laura Marín, que es la chica que ha hablado antes con usted, le dijo un par de días que se viniera con nosotras en el recreo. Pero era para reírse de ella, la verdad, por las pintas que lleva, que, a ver, cada uno puede vestir como quiera, pero es que a esa tía, perdón, a esa chica, parece que la viste su abuela. Lo digo yo y lo dicen todas. Pelearnos no, simplemente Marina pasó de nosotras y prefirió quedarse sola, o con la mora, una de tercero que también es nueva.
La señorita Ramos antes era muy maja. Conmigo siempre se portó estupendamente, sobre todo el año pasado que tuve una mala racha personal porque mis padres se divorciaron. Además, en Lengua yo siempre he sacado las mejores notas de la clase.
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Ya le he dicho que soy muy sincera, así que lo admito: me sentó fatal. Ese papel era para mí, que para eso me había dejado la piel pasando el texto al ordenador y haciendo fotocopias. Eso lo teníamos todas hablado, y no se podía discutir. Así que, cuando la señorita Ramos empezó a repartir los papeles y dijo que a mi me tocaba Creonte y a ella Antígona...bueno...es que no me eché a llorar de rabia porque yo nunca lloro delante de nadie, pero se me vino el mundo encima. Sobre todo porque vi cómo Laura Marín y las demás que han hablado antes con usted empezaron con las risitas y los cuchicheos. Porque ellas dicen que son muy amigas mías, pero realmente son una panda de hipócritas que siempre me han tenido envidia, que se lo puede decir cualquier Madre.
No, ella no se rió. La señorita Ramos tampoco, pero cuando terminó la clase se vino hacia mi para intentar arreglar las cosas: que si mira que tú eres demasiado alta y vistosa para hacer ese papel, que si esta niña da más el tipo porque es menudita y tiene carita de inocente, que si es un trabajo de equipo. Vale, si había que tragar, yo me lo tragué. Que hiciera lo que le diera la gana. Total no era nada más que una estúpida obra de teatro.
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Claro que cambiaron las cosas. Pero fue ella, la señorita Ramos, la que cambió, yo no.
El año pasado, cuando el divorcio, reconozco que pasé muchas tardes en casa de la señorita Ramos porque yo me sentía muy perdida y digamos que ella fue mi refugio. Yo admiraba muchísimo a la señorita Ramos y no sólo porque me escuchara y me diera buenos consejos. Es que me gustaba todo de ella: cómo se vestía, cómo se movía, cómo olía, los libros que me prestaba y que yo devoraba sólo para después acercarme allí y comentarlos juntas. Ella también me hacía confidencias sobre su vida y cómo había superado la ruptura con su novio. Para mí, Alicia, la señorita Ramos, era simplemente perfecta. ¡Y estábamos tan unidas!. En fines de semana o en vacaciones nos escribíamos por mail. Pero le juro que yo no he sido la que le he mandado los anónimos, eso lo tienen muy fácil de averiguar si se molestan en comprobar las Ipés.
El caso es que aquel sábado yo me acerqué a su casa para decirle lo mal que me sentía por su traición. Pero ella no me dejó entrar porque dijo que tenía visita. Mientras se excusaba, vi en el perchero el abrigo roñoso de la tal Marina Rivas. Sé cuando alguien sobra y me fui a casa. Esa noche no tuve ganas de salir de marcha.
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Lo demás vino sólo: Un día las vi abrazándose en el aula de audiovisuales. Me quedé tan perpleja que no tuve más remedio que contárselo a las chicas. Y a mi madre, que es del APA. Por desahogarme. Mi madre es muy liberal y dice que cada uno puede hacer con su vida lo que quiera. Como le dijo a la Madre Directora, que sea lesbiana si quiere, pero mi hija es una menor y no es buen ejemplo de vida, y menos en este colegio
Sí: Algo había oído de la enfermedad de la tal Marina, pero yo no puse una escopeta en el pecho a nadie para llamarla sidosa, ni para hacer las pintadas y mucho menos la paliza. Pregunte a las demás, verá cómo le dicen lo mismo. Y tampoco he sido yo quien ha despedido a la Ramos.
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¿Y por qué habría de lamentarme?. Mi madre dice que son tonterías de adolescentes, que toda la vida han pasado. Y no se va a quedar de brazos cruzados si me expulsan, ya se lo advierto.
Odio a la gente que va de víctima por la vida. Las odio a las dos, señor Inspector.




3 comments:

Anonymous said...

Tinker Bell versión delincuente... Los cuentos se modernizan.

Me creo que tu historia esté basada en hechos reales. Hay gente mu mala desde la más tierna juventud, y padres que se niegan a reconocer que tienen un grave problema en casa. Y así les va.

Muy bien contado, prima. Como siempre.

averia said...

asias, mi primi...
ya techaba de menos

Anonymous said...

laura marin??? jajajajajaajajaja